LAURA Y EL TÉ!


LAURA Y EL TÉ!


Laura es una mujer de 27 años, su vida probablemente no ha sido muy interesante como la de la mayoría de los protagonistas de historias, pero Laura tiene una tradición que es poco común en Colombia. Todos los martes y jueves, ella acostumbra salir de su oficina en Usaquén y darse un tiempo para ella o en ocasiones para alguien cercano y especial, en donde comparten un té, sea de frutos rojos, de alguna fruta en especial, o según su animo un té oscuro, té negro.

En Colombia es poco común la costumbre del té, pues es un país cafetero, donde las reuniones sociales o los espacios de ocio se dan mas a gusto con los cafés y sus preparaciones derivadas. Pero para Laura, su gusto por el té es más tradición familiar. Su abuela aun acostumbra tomarse media hora del día para sentarse a escuchar música clásica y tomar su té con galletas. Se criaron así 7 hijos y 11 nietos. El te hace parte de su familia, al desayuno o la comida también podría reemplazar al café, pero para su abuela todos los días se toma él té a las 5 pm, acompañado de galletas o algún derivado de panadería que combine con el clima o la ocasión.

Ahora Laura por su rutina y probablemente la lejanía de su casa a este lugar, tiene como costumbre hacerlo los martes y jueves. Escogió un espacio con diferentes conceptos y actividades frente a la comida, bebidas y ocio, en el centro comercial Usaquen Plaza, se llama BOHO Food Market, es un espacio en donde funciona un exclusivo supermercado en el primer piso y en ese mismo edificio lo acompañan 3 pisos de restaurantes y bares que encantan con su variedad, sus diferentes conceptos internacionales, que dan una larga lista de opciones. A este lugar lo acompañan colores, diseños y materiales que vuelven sus paredes, pisos y muebles los espacios mas encantadores, haciendo acogedor cada rincón del edificio, donde se puede pedir en diferentes restaurantes, pero compartir la misma mesa, música e iluminación, atractivos característicos de BOHO.

Laura acostumbra entrar al segundo piso en donde los conceptos son cálidos, amaderados y el ambiente es mas tranquilo para cervezas, cafés o como ella prefiere infusiones calientes. Se sienta siempre en diferentes mesas, ella tiene algo claro y es que según su estado de animo no siempre quiere ver la misma cantidad de gente o se sienta solo  a ser parte de la decoración del lugar. Ella pide un té de frutos rojos, su favorito, esto llega servido en una vajilla clásica, como la de su abuela, colorida, ligera y amena a sus necesidades. Sin azúcar lo pide y probablemente pide una galleta de avena para acompañarlo.

Caliente, pero tolerable, Laura se sienta a pensar en como seria si su día se detuviera por un minuto, si su trabajo no estuviera con tantos pendientes, si la persona de al lado dejara de masticar tan fuerte y solo fueran ella y su te. Un minuto en el que disfrute la tibieza del pocillo en sus manos, que calienta un poco la fría noche en Bogotá. Pero ella no esta sola, a su alrededor están muchas personas con sus afanes, sus palabras, sus vidas, compartiendo con otros, disfrutando sabores y en algunos casos viéndola como deleita su té, como hace una pausa en su vida y se da el momento de seguir una tradición familiar que así se encuentre lejos de casa, ella no dejara de hacer.

Durante 15 o 20 minutos en los que Laura no saca su celular, no lee un periódico, ni deja el pocillo en la mesa, ella solo saborea y observa a su alrededor, imagina la vida de otros, analiza su trabajo, relaciones personales o solo divaga en pensamientos. Laura se levanta y se dirige a su casa, mas tranquila, mas completa, pero agradecida con la vida por la oportunidad de darse un minuto para ella y su té. Un respiro en medio de la rutina que como ella muchos necesitamos, pero ¿lo hacemos?


D.A. 17/01/2019

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